Noviembre 2011
526 Butacas
Platea y Balcón
En el Teatro de Chacao hay mucho que ver y sentir. La geometría imposible de su techo, delante del que se cruzan puentes y aseguran focos. La cabina de iluminación que flota como un misterio en una esquina de la sala. La manera como la consola de sonido se convierte en una lámpara tenue. La organización de los grupos de butacas, que siempre invita a la aritmética. Adivinar la madera tras la piel de metal de los recubrimientos. El camino de luces que dibujan las escaleras. El color de las butacas y alfombras. El peso del telón. La carpintería acústica de su ciclorama. Esperar que comience una función en esta sala es un espectáculo en sí mismo.
Rinde homenaje a la obra del maestro Carlos Cruz Diez, diseñada por el ingeniero Humberto Bermúdez
Diseñado por el ingeniero de sonido Giuliano Molgora
Por los costados y por detrás del escenario hay una obra en paralelo. Se hace a oscuras. Sus actores se visten de negro riguroso. El volumen de sus radios y sus voces son casi imperceptibles. Arriba se desplazan barras que a su vez mueven luces, ubican cortinas, velos y objetos. Se abren y cierran telones.
Tras bastidores se entiende la máquina del espectáculo. Desde esta caja de sombras emerge todo. Un gran hueco negro se proyecta verticalmente desde el escenario en el que se produce luz, color, sonido y movimiento. Los técnicos están atentos a cada paso, tienen su guión y su partitura. La calidad del espectáculo depende de ellos. Desde su escondite se dibuja la escena, antes y durante el espectáculo.
12m de boca por 8m de altura | 12m profundidad por 12 m de ancho
25 barras, 4 de ellas eléctricas para equipos de iluminación
Ciclorama de fondo que completa la caja escénica
Gran telón de 10 m altura en terciopelo vinotinto