ESTUDIO DE ARTES ESCÉNICAS DE CHACAO
El pasado martes 25 de febrero el Centro Cultural Chacao se convirtió en el ojo del huracán actoral, al abrir las primeras audiciones para el recién creado Estudio de Artes Escénicas de Chacao, fueron más de 300 preinscritos, que optaron para los 25, quizás 30 cupos disponibles para la primera cohorte, como era de esperarse, la mayoría son de Caracas, pero también hubo del interior del país, todos se dieron cita en la sala “La Viga”, donde todo estaba dispuesto para recibirlos.
Los candidatos fueron muy diversos, damas y caballeros de distintas edades, con personalidades diversas, con características y ocupaciones muy disímiles el uno del otro. Encontramos, bachilleres, productores, camarógrafos, Comunicadores Sociales, estudiantes de cine, de teatro, afines al canto, al baile, otros dirigen, pero todos tienen algo en común: una fuerte vena artística.
Todos se dieron cita ante un jurado que fue conformado por la plana profesoral del Estudio, nada más y nada menos que Carmen Julia Álvarez, Nelson Lehmann, Juan Carlos Duque, Javier Vidal, Francis Romero, Roberto Ojeda, William Cuao y César Rojas, hasta el gran Tomás Henríquez se hubiera sentido intimidado ante una corte tan elevada, pero contrario a los villanos de concurso de telerrealidad, los profesores exploran habilidades y talentos, no defectos.
A cada aspirante se le daba un texto que debían interpretar en la audición, esa pequeña prueba develaba ante el jurado, qué talento tienen para mostrar y potenciar, no se trataba de llegar con el mismo aprendido, sino de mostrar talento para ser formado. El nerviosismo fue el sentimiento común denominador en todos los aspirantes, la sala La Viga fue la caja de resonancia donde los interpelados buscaban aflorar la mejor de sus interpretaciones o al menos demostrar que había madera suficiente, para que los profesores pudieran tallar en ellos su carrera actoral, el por qué de la escogencia del texto a interpretar fue la pregunta más recurrente que se formuló, seguida por la edad y el infaltable: “¿a qué te dedicas?”.
CUANDO LA REALIDAD SUPERA A LOS “REALITY SHOWS”
Llama poderosamente la atención la maleta de bagaje que trajo cada aspirante, experiencias diversas, distintos talentos aprendidos por sí mismos, o desarrollados en escuelas, talleres y cursos tomados en algún momento entre el presente y el pasado: cantaron, bailaron, recitaron, echaron chistes y algunos hasta conmovieron con sus representaciones.
El jurado evaluador sorprendido por el enorme talento frente a ellos, se les vio animosos, fue muy conmovedor verlos calmar, alentar y con mucha empatía, relajar los nervios a los participantes. Verlos deliberar al finalizar cada audición, fue una sorpresa, solo se les escuchaba decir comentarios benevolentes y constructivos. Admito que me sorprendió mucho, porque contrario a los jurados de los concursos de televisión, nunca fueron desatentos con nadie, y de verdad lograron ver las virtudes de cada uno de los convocados.
La descripción que mejor encaja en el jurado, es la que los profesores del liceo denominaban “el grupito de atrás” y que solían separar para poder dar las clases, con gran humor y nada despectivos, ríen de ellos mismos y rompen el paradigma del jurado “mala gente”, inserto en la memoria colectiva desde los tiempos de los abuelitos criticones y malvados que conocimos en “El Show de los Muppets”, o la temida “Malandra Elizabeth”, demostrando así, que al menos en esta ocasión, la realidad superó a los Reality Shows.








